Desde tiempos remotos, pueblos de distintas culturas y continentes han utilizado los poderes espirituales y curativos de las gemas y cristales. Los cristales y piedras emiten vibraciones curativas que pueden aliviar trastornos físicos, emocionales y mentales.
Esta medicina se fundamenta en que el ser humano es parte de una energía cósmica global.
Ya desde la Antigüedad, las piedras preciosas han ejercido una magia especial en muchas culturas, no sólo por su belleza como adorno ó simple accesorio decorativo, sino también por sus efectos esotéricos, relacionando bienestar y astrología. Muchas culturas han empleado las piedras con fines religiosos o terapéuticos. En China se utilizaba el jade para prolongar la vida o atraer el amor. En Egipto, el lapislázuli otorgaba poder. Los Aztecas hacían espejos con la obsidiana, para la adivinación. Los monjes budistas tienen cinco materias sagradas: el cristal de roca: símbolo de luz, la turquesa: la infinidad del mar y del cielo, el coral: la vida, el oro: la luz solar y la plata: la luz de la luna.
Hay piedras que se utilizan igual en bruto que talladas, como el cuarzo, otras desempeñan mejor su función si son pulidas ó talladas como el granate, ó si están en su estado natural, como la amatista. Generalmente los cristales opacos (malaquita, lapislázuli, hematíe,...) son receptores de energía en mayor grado que emisores, y los transparentes (cuarzo, aguamarina, amatista y diamante) son emisores y regeneradores. Según sea su estado, forma ó color desempeñan distintas funciones.
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